Llego el día de conocer Cuautempan y a las mujeres con las que trabajaremos, y fue así que dando las cuatro de la mañana salimos rumbo a ese pueblo que aun nos resultaba desconocido. Después de cuatro horas y media de camino, con la luna de acompañante por fin llegamos a San Esteban, un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas y un aroma a humedad que lleno nuestros pulmones. Dimos un pequeño recorrido al pueblo, conocimos sus calles principales, la presidencia, la iglesia y vimos algunos de sus habitantes.
Después de desayunar, preguntar por el grupo de mujeres que se dedicaban a la creación de vinos frutales llegamos a su lugar de trabajo. Y fue así que conocimos a Guadalupe, Ignacia, Sofía, Teresa y Clemencia, un grupo de mujeres dedicadas a la fabricación de vinos de frutas, mujeres que dejan su casa para poder tener un ingreso, mujeres artesanas.
Ya fuera de maracuyá, limón, piña, durazno, el vino era de verdad delicioso, la gente nos trato como si fuéramos cuatupences. Esta fue la primer visita , y nos quedamos con ganas de que no sea la única, y de poder hacer algo por este grupo de mujeres .
No hay comentarios:
Publicar un comentario