Imagina que tienes que abandonar tu casa, el lugar donde has crecido, el campo que labraron tus abuelos y también tus padres, que los caminos que recorriste desde niño comenzarán a desaparecer por el paso del agua, así hasta que el pueblo que sentías tuyo quedara bajo el agua, la causa de todo esto progreso para la ciudad.
La comunidad de Dos Arroyos y otras comunidades cercanas del Estado de Guerrero, por mucho tiempo se han visto con el riesgo de desaparecer, sus habitantes han tenido que defender las tierras que les pertenecen, pues la consecuencia de construir la presa “La parota” sería prácticamente la inundación de estos pueblos y por lo tanto sus habitantes tendrían que desalojar sus casas.
Yo creo firmemente en aquella frase histórica pronunciada por Benito Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz”, si bien, la construcción de la presa garantizaría el abastecimiento de agua potable pata la ciudad de Acapulco , significaría desalojar a muchas personas de sus pueblos natales para después ser reubicados donde el gobierno lo decidiera. Pero ¿Dónde queda el derecho del pueblo a permanecer en sus tierras, y decir no a la realización de dicho proyecto?, en qué momento el progreso ha sido más importante y se ha atrevido a pasar por encima de los derechos de personas, que en su mayoría son del sector más vulnerable, de los que menos tienen y a quienes el ojo urbano poco voltea a ver.
Al trasladar esta situación a la comunidad con la que trabajamos y a una situación aun más personal, puedo entender hasta cierto punto el levantamiento un tanto violento del pueblo, su impotencia al no ser escuchados, la tristeza de dejar lo que con el tiempo y el trabajo se convirtió en tuyo y la rabia ante la indiferencia de las autoridades. Porque llega un momento en el que el progreso de muchos se convierte en la desgracia de pocos, ese grupo pequeño y marginado, que sabe su derecho a la tierra y a exigir por ella.
Es difícil creer que el sacrificio es necesario para el bien de otros, pero es más difícil saber que los que aún viven en la desgracia tengan que sacrificar lo único que tienen.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo pues yo hubiera hecho lo mismo por defender lo que más quiero y por lo que he aprendido tanto, pues como ya lo dije en el blog de Pablo, en Oaxaca que toco vivir algo similar pero más agresivo y más cercano.
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